Hoy quiero hablarte de algo que siento que nos pasa a muchas y que, si no lo frenamos, nos roba la alegría de las pequeñas cosas: estar corriendo todo el tiempo.
Vivimos en un mundo que nos grita que todo tiene que ser rápido. ¿Viste que si algo lleva más de 30 segundos parece que ya no tiene valor? Nos han programado para creer que el valor de nuestro tiempo está en lo mucho que producimos, no en lo mucho que disfrutamos.
Hace unos días subí un reel a Instagram que duraba 6 minutos. ¡Sí, 6 minutos! Justo cuando lo iba a subir, la aplicación me advirtió que "no lo mostraría" porque era demasiado largo 😭
La presión de la rapidez era evidente 😱. Pero, hace tiempo que vengo sitiendo que ya no quiero estar corriendo en todo y por eso elegi la autenticidad y el disfrutar el proceso. Lo subí igual, justamente para desafiar esa idea, y me demostró que muchas de ustedes tambien lo necesitan.
Si también te sentís constantemente a mil, como si las responsabilidades te pisaran los talones, tenes que saber que no estás sola. Lo más difícil de esta rutina es que esa prisa no solo nos agota, sino que nos hace sentir culpa cuando paramos.
¿Cuántas veces te dijiste: "Cómo puede ser que no tengo ni 10 minutos para mí"?
La verdad es que creo no es falta de tiempo; es un miedo a no saber por dónde empezar a disfrutar cuando por fin nos sentamos. Pensamos que si no es un plan perfecto o dura horas, no vale la pena.
Es hora de poner el freno de mano. Ponerte en primer lugar no es egoísmo, es una necesidad para recargar energías y cuidar de vos.
Cuando te regalás un pequeño espacio de disfrute, aunque sean solo 10 minutos, estás invirtiendo en tu bienestar. Esto es lo que ganás al dejar de correr:
A mí, personalmente, me pasa seguido que no logro encontrar ese tiempo para mí. Y cuando lo encuentro, me doy cuenta de que 10 minutos con un pincel y un poco de agua me resetean el día.
La acuarela me permite justamente eso: dejar de correr y conectar con el fluir, sin que el resultado sea la meta, sino el tiempo que me regalo. Es una técnica tan amigable que te quita la presión del "tiene que quedar perfecto", porque el agua y el color hacen su magia casi solos.
Si ya probaste otras cosas y sentís que no podes arrancar, recordá que la acuarela es una de las técnicas más amigables para empezar a despegar ese miedo a no saber qué hacer o por dónde empezar.
También a veces tu boton de "pausa" puede ser un libro, un té en paz mirando por la ventana o cualquier otra...
Un abrazo,
Dani.